Cels Piñol

Coleccionista de cómics desde pequeño.

Tras mandar cartas a tutiplén a las secciones de contacto con los lectores de Cómics Forum (Planeta-DeAgostini), con la intención de recuperar unos originales suyos de un concurso, le enviaron una invitación para visitar la redacción. Resultó que sus dibujos estaban colgados en las paredes y, tras la visita acabó firmando para unas tiras de humor que se publicarían dentro de los cómics de Marvel.

Mientras tanto, bajo su propio sello Gusa Cómics, seguía publicando su fanzine Kiusap, con una manufactura muy artesanal y un importante gasto en fotocopias y rotuladores, y los primeros números de Fanhunter.

Más tarde, con Forum comenzó a realizar las tiras superventas Fan Letal y Fan con Nata. Tras unas sonadas discrepancias con el entonces director editorial de Planeta, Cels se llevó sus creaciones y marcas y fundó Fanhunter S.L. Aunque aquel director fue cesado al poco tiempo y Cels volvió a Planeta, continuó con su proyecto y, además, hubo el germen de una serie animada que no llegó a buen puerto, pero puedes encontrar unos capitulillos en YouTube.

En 1992 conoció al ínclito Chema Pamundi y comenzaron a proyectar Fanhunter, el juego de rol épicodecadente. Los narizones personajes calaron profundamente en los adeptos a los referentes culturales y subculturales que aparecen toda la obra y en 1997 se amplía la línea de productos con Fanhunter Batallitas, un juego de miniaturas. Más tarde llegaría Las Montañas de la Locura - Electric Boogaloo, donde fusionó este universo con el de los mitos de cthulhianos de H.P. Lovecraft.

Actualmente, los derechos de Fanhunter y las obras relacionadas residen en Devir, donde ya hemos producido dos juegos de miniaturas (Fanhanter: Urban Warfare y Urban Warfare 2 - The Sequel: Underworld) y dos de cartas (Fanhunter Assault y Fanhunter Assault: Fanpiro) en los que hemos cuidado minuciosamente todos los detalles para llevar las batallas entre La Resistencia y los esbirros del Papa Alejo a tu mesa.

También publicamos la nueva edición del juego de rol para culminar las casi tres décadas que este imaginario lleva resistiendo contra las fuerzas del tedio.

«Yo hacía uno de los pocos fanzines de humor que se reía con los fans y no de los fans.»