VI - La Academia ante el fenómeno cultural de los juegos de mesa

La Academia ante el fenómeno cultural de los juegos de mesa

Los juegos de mesa pertenecen a una unidad conceptual más grande: los juegos. Se sitúan en el quicio entre el juego y el juguete, ya que cuentan con un elemento físico coleccionable, al revés que juegos puramente imaginativos. Esta categoría está un poco en un vacío de significado, al no pertenecer plenamente a ninguno de estos campos. Antonio Catalán realiza un repaso por cómo la Academia (es decir, los estudios reglados, las Universidades, los intelectuales, etc.) han encarado el pozo conceptual de los juegos de mesa.

“Dentro de las humanidades, la Antropología es la disciplina científica que se encarga de entender qué es lo que nos hace humanos. Para ello analiza tanto los aspectos físicos como las manifestaciones socioculturales de distintos grupos y en distintos periodos. Las principales ramas son: la antropología biológica, la lingüística, la arqueología y la antropología cultural, esta última nos ayuda a entender cómo vive y entiende el mundo el individuo o un grupo social, en multitud de contextos relacionados con la cultura”.

Aunque sabemos que los juegos y juguetes pertenecen al mundo de la Cultura, hasta que la Antropología no los conceptualiza como tal, igual que las representaciones artísticas o los instrumentos musicales, no comienzan a tener relevancia dentro de dicha disciplina. “El estudio de los juegos como un fenómeno en sí mismo, nace en el momento que los juegos son entendidos como un hecho cultural más, algo que forma parte de la sociedad de todas las épocas, pero que siempre ha estado ligado al concepto de entretenimiento y de ocio, aunque sus ramificaciones hayan estado ligadas con otros fenómenos culturales, como el aprendizaje, el cálculo o la mística”.

¿Cambió mucho el estudio de los juegos en los últimos siglos? ¿Consiguió sobresalir como disciplina propia debido a las peculiaridades frente a otros hechos culturales? “En el siglo XIX el estudio se centró en las culturas y sociedades ajenas a Occidente, conocidas por la colonización y esto no cambio en el XX, aunque ya existía un interés por parte de los sociólogos para estudiar el juego como actividad humana. Ya hemos visto que las obras de Huizinga y Callois, un historiador y un sociólogo, fueron básicas para la disciplina, pero como indica Callois, hablando sobre el estudio de los juegos desde diferentes disciplinas como: la psicología, la historia, la pedagogía o las matemáticas, ya existía una disparidad en el método: ... No solo se dirigen a los mismos lectores, sino que parecerían referirse a temas distintos”.

Breve historia sobre el estudio de los Juegos de Mesa

Catalán sitúa el hecho fundacional de los llamados game studies lo en la publicación en el Siglo XIII de la obra recopilatoria de Alfonso X el Sabio titulada Libro de los juegos o Libro del ajedrez, dados y tablas: “Hasta esos momentos los juegos eran transmitidos de una manera oral y no contaba con una bibliografía, sino que pertenecía al pueblo y a los sabios por igual. Todas las capas de la sociedad jugaban, más si cabe, cuando aparecieron los juegos de cartas. Gerolamo Cardano en el XVI, escribió sobre el juego y las matemáticas, quizás la primera obra científica después de Alfonso X, que analizaba los juegos de azar y su aleatoriedad. Existían también representaciones con juegos para explicar conceptos complejos, como El juego de astronomía en el libro de Alfonso X, o Metromachia un juego complejo sobre la guerra”.

Otro hito importante es la aparición del juego de la Oca y cientos de variantes sobre el mismo concepto, durante el Siglo XV y XVI: “El juego de mesa tomó otro rumbo, convirtiéndose en un elemento de entretenimiento, azar y transmisión de conocimientos, que por primera vez fue publicado y distribuido por impresores. En el siglo XVIII Edmond Hoyle recopiló las reglas de múltiples juegos de cartas para la aristocracia y la burguesía”.

La evolución filosófica producida durante el periodo del Idealismo Alemán en el Siglo XIX trajo una verdadera conceptualización de la estética y lo bello, que empezaba a dotar a los juegos como parte fundamental del ser humano y no como un elemento meramente lúdico. “Durante el siglo XIX, pensadores como Friedrich Schiller estudio sobre la estética y los juegos. El filósofo Julius Schaller, en su libro El juego y los juegos: una contribución a la psicología y la pedagogía, así como a la comprensión de la vida social de 1861, se planteó una definición de juego, descubriendo la gran diversidad del fenómeno, Moritz Lazarus fue el primer psicólogo en estudiar la culturas y el juego, creando el camino para el concepto de círculo mágico de Huizinga”.

Johan Huizinga ha sido el creador de una obra fundamental para los game studies, la ya clásica Homo ludens. Huizinga, desde su posición como historiador y medievalista crea la obra fundacional de los game studies modernos, emparentándola con aquella de Alfonso X. En esta obra, nos dice Antonio Catalán “se analiza el fenómeno del juego como creador de cultura y como base de ella. En esos momentos el juego de mesa estaba ya instalado en todos los estamentos sociales y era un producto de consumo”.

A finales del Siglo XX, el estudio académico comenzó a proliferar, aunque siempre de mano de entusiastas de los juegos que vieron un pozo intelectual en el que aferrarse. “Autores como Irwing Finkel, antropólogo, y David Parlett, historiador y traductor, con su libro The Oxford History of Board Games, ellos ya se pueden clasificar como games scholars. Crearon la International Board Game Studies Association (IBGSA) en 1990, una organización que desde 1995 se reúne anualmente para estudiar los juegos en sus diferentes vertientes. Está formada por académicos de diferentes campos: antropólogos, historiadores, matemáticos, sociólogos, etc., entre los que se encuentra Bruce Whitehill, investigador, diseñador y coleccionista de juegos americano con varios libros publicados”.

Un acontecimiento que puso de relevancia la importancia de los juguetes, en este caso, es la creación paulatina de colecciones en los Museos. Aunque comenzó siendo un fenómeno, igual que el estudio intelectual, meramente ornamental, con la exhibición de juegos primitivos en las exposiciones de tribus lejanas o culturas antiguas, los museos comenzaron a recopilar juegos más o menos modernos. Su fuente principal es la nostalgia, ya que a todos nos gusta ver juguetes que usábamos de niños expuestos como obras de arte.

“Durante los 80 y 90, los juguetes se convierten en un elemento de nostalgia para exposiciones familiares y mayores que recuerdan su infancia. Los juguetes son piezas de coleccionistas privados, que fomentan los libros ilustrados para documentarlo, como The Toy Collector y Guide to Toys, Games and Puzzles (1991), un libro de referencia”.

España no se queda atrás en este sentido. “Actualmente existen múltiples museos en diferentes países, existiendo los juegos y los juguetes como elemento etnográfico en muchos de ellos, como el citado museo en Londres o Nuremberg, como memoria del pasado en la mayoría, para atraer a las familias por la nostalgia. La colección más prestigiosa de juguetes antiguos en España se encuentra en Madrid en el Museo de Artes decorativas, aunque como objeto de diseño industrial, existe el Museu del Joguet de Valencia, ubicado en un pequeño espacio de l’Escola Tècnica Superior d’Enginyeria del Disseny de la Universitat Poli-tècnica”.

* Este texto corresponde a una serie de lecturas y análisis del trabajo del año 2020 de Antonio Catalán Cultura y juegos de mesa analógicos: Los juegos de mesa modernos como fenómeno y artefacto cultural contemporáneo, para la UOC - Iván Fernández Frías