Josep M. Allué
Josep M. Alluéha dedicado prácticamente toda su vida profesional a los juegos de mesa, algo inusual en este ecosistema. Nacido en Barcelona en 1968, nunca ha abandonado su ciudad, donde aun vive con su mujer y sus dos hijas. No sólo es barcelonés, sinó que es fiel a un pequeño trozo de la ciudad (en sus propias palabras: "en medio siglo de vida he vivido en cuatro casas distintas, de las cuales las dos más lejanas están a tres calles de distancia"). Bueno, sí que ha salido de Barcelona (dejemos aparte las vacaciones) para asistir a todo tipo de ferias y convenciones; debe ser de los autores españoles más viajados, de los que comprendieron enseguida que para desenvolverse en el mundo de los juegos de mesa (o en cualquier otro) había que estar donde se llevan a cabo los negocios.
Suele jugar habitualmente con su familia en casa, con amigos en todas partes y en su empresa continuamente para desarrollar los proyectos que reciben o simplemente para conocer novedades y, sobretodo, divertirse. Como a tantos otros autores le interesa más el juego que ganar la partida, afirma que es un gran perdedor. Le gustan los juegos que él califica de sociales, es decir, juegos con mucha interacción y en que los jugadores se comunican de forma poco usual.
Su punto de partida ideal en la creación de juegos es que sean divertidos y sorprendentes, sea por una sensación, una situación concreta, un tema, un efecto físico o un componente de juego. Si ve o encuentra o piensa en alguna de estas circunstancias, la anota e intenta crear una mecánica de juego en que este punto de partida suceda en una historia divertida. El resto, afirma, es fabricar el prototipo, jugarlo un montón de veces con personas distintas y ajustar detalles.
Si tuvierámos que escoger dos de sus juegos para analizarlos, podrían ser su mayor éxito comercial El monstruo de colores (2018, con Dani Gómez, a partir de la historia creada por la ilustradora Anna Llenas) y su último juego publicado, Castle Party (2021, con Eugeni Castaño) que ya ha recibido excelentes críticas y ha sido bien acogido por el público.
Todo el mundo conoce el Monstruo de colores. Todo el mundo sabe que se ha hecho un lío con las emociones y que no encuentra la manera de salir adelante. Para los despistados: el Monstruo de colores es una preciosa criatura creada por Anna Llenas que desde 2012 llena miles de casas, acompaña a miles de niños que encuentran en él un espejo donde reflejar el miedo, la felicidad, la tristeza, la calma y la rabia. Pues bien, Josep M. Allué y Dani Gómez lo convirtieron en un juego, que además contó con una producción exquisita. Y si el libro puede leerse en más de veinte lenguas con ediciones millonarias, el juego no se queda atrás: ya lleva vendidos más de 400.000 ejemplares en más de quince lenguas.
Es un juego cooperativopara niños y niñas a partir de cuatro años que gustará también a sus padres. Por la belleza y la calidad de los componentes y por una ingeniosa regla que pide al niño o niña que tiene el turno de contar a los compañeros de mesa algo que le haya causado la emoción de la casilla en la que se encuentra. Y hacer hablar de los sentimientos a los niños seguro que es una buena idea.
Está claro, a Josep M. le gusta juntarse con otros autores para crear juegos sencillos y divertidos, y que respondan a los gustos del público.