Devirpedia - Jacques Zeimet

Poco se sabe de Jacques Zeimet, casi solamente que es uno de los más fantásticos creadores de juegos infantiles. No da entrevistas, no suele asistir a ferias y festivales, no tiene página web ni se le conoce en las redes sociales, en resumen, no mantiene la actividad propia de un autor de su categoría. Por lo que lo más apropiado para hablar de Zeimet es que hablen sus juegos, que como se verá enseguida nos dicen que este luxemburgués es un autor al mismo tiempo brillante, efectivo y elegante y que le deben gustar mucho los niños, o por lo menos, sabe perfectamente como hacerlos disfrutar.

Aunque no lo ha ganado nunca, ha conseguido cinco nominaciones para el gran premio mundial de los juegos de mesa Spiel des Jahres:Póquer de bichos (2004), Ensalada de bichos(2007), Fantasma Blitz (2010, apunten ese juego), Los odiosos 7 (2015) y Do De Li Do (2016). No hace ascos a trabajar en equipo con otros creadores, pero la mayor parte de su obra, casi cincuenta juegos, la ha desarrollado en solitario.

Jacques Zeimet es un reconocido autor de juegos infantiles, aunque alguna (escasa) vez también ha diseñado juegos para adultos, comoSan Ta Si (2005), un curioso, precioso (incluso decorativo), rápido y desafortunadamente olvidado juego abstracto de construcción y estrategia para dos jugadores, compuesto por unos tubos metálicos de dos colores y distintos calibres y alturas.

Empezó a crear juegos a mediados de la década de los 90. Sus primeros juegos de éxito fueron dos juegos de habilidad manual,Bamboleo (1996) y Hamsterrolle (2000), los dos en el mercado desde hace 25 y 20 años, ahí es nada. En las dos últimas décadas ha transitado poco por este tipo de juego. Eso sí, siempre ha mantenido como marca reconocible de su trabajo la búsqueda del material idóneo para cada juego. Los juegos deZeimetnunca se componen de materiales convencionales como un tablero, unas fichas, un dado o unas cartas, sino que la mayoría de veces incluyen piezas de madera de formas irregulares u otros componentes impensables en un juego... hasta que Zeimet los convierte en parte de una de sus creaciones.

Para entender esta íntima y feliz relación de Zeimet con los materiales basta con analizar Bamboleo. El juego está formado por una pieza circular de madera de 35 cm de diámetro y 6 mm de grosor, una columna redondeada de 16 cm de altura y 45 mm de diámetro en su parte más gruesa, dos bolas de corcho de 30 y 37 mm de diámetro y 32 piezas de madera negras y rojas de diferentes medidas, de 30 a 60 mm, y formas casi caprichosas, cubos, esferas, conos, cubos y paralelepípedos. Con todo ello se configura una estructura inestable y elegante al mismo tiempo. Las 32 piezas se depositan al azar o como quieran los jugadores en el círculo y este se coloca encima de la bola, intentando que su punto central coincida con la bola, que a su vez está colocada en un extremo de la columna. Escoger la bola grande o pequeña depende de la dificultad añadida que se desee. Si hay que mover piezas para que se equilibre mejor la plataforma, se mueven. Ya se ha dicho, el resultado, antes de empezar la partida, es una estructura inestable.

Todo preparado para jugar. Por turno, cada jugador coge con cuidado una pieza sin tocar jamás la plataforma circular y se la queda. Si un jugador pasa su turno porqué cree que la plataforma va a caer debe darle una pieza en su posesión al siguiente jugador que sí consiga coger una pieza. Cuando la plataforma cae, cuando no quedan piezas en ella o cuando todos los jugadores pasan acaba la partida. Si alguien provoca la caída de la estructura recibe una penalización de cuatro piezas. Quien tiene más piezas gana. Así de simple, así de tenso y divertido.

Sin abandonar el gusto de Zeimet por la experiencia digamos táctil de sus juegos vayamos ahora a su gran éxito, Fantasma Blitz. Creado en 2010, sigue siendo diez años después un enorme éxito de ventas. Declinado en no menos de siete versiones, veamos porqué maravilla por igual a pequeños y a mayores, aunque estos nunca, nunca, nunca ganen. En su primera edición se compone de una baraja de 60 bonitas cartas, obra de la ilustradora alemana Doris Matthäus, y por cinco figuras de madera: un sillón rojo, un libro azul, una botella verde, un ratón gris y el fantasma Balduino que da nombre al juego. Blanco, por supuesto. Las cartas muestran siempre dos de las figuras, en sus colores correspondientes o no.

No hay turnos de juego o, lo que es lo mismo, todo el mundo juega al mismo tiempo. Se colocan las cinco figuras en el centro de la mesa al alcance de todos los jugadores. Se barajan las cartas y se gira una que se deja cara arriba al lado de las figuras. Hay dos tipos de cartas: las que contienen una de las figuras en su verdadero color y las que ni las figuras ni los colores coinciden. En el primer caso hay que coger, más rápidamente que los otros jugadores, la figura que aparece en la carta con su verdadero color. En el segundo, hay que coger la figura que no aparece y que tampoco sale su color en la carta (ejemplo: si en la carta hay un fantasma verde y un sillón azul, hay que coger inmediatamente el ratón gris, porqué no aparecen, ni el ratón ni su color, en la carta). Sí, tan simple como esto y, sí, uno de los mejores juegos de este siglo. Olvídense de ganar a los niños y niñas de menos de diez años.

Un juego de mesa es el feliz encuentro entre una historia y su desarrollo mediante una mecánica concreta, puesto y realzado a disposición de los jugadores por las ilustraciones, el diseño gráfico y unos materiales determinados. En los grandes juegos, el encuentro se convierte en mágico. Ahora bien, esta verdad no es la única verdad, en muchos juegos, los materiales toman toda la importancia. Esto ocurre algunas veces en los juegos, muchas en los juegos infantiles y, como hemos visto, casi siempre en los juegos de Jacques Zeimet.