Edu Valls

Estudió ingeniería civil, pero en vez de diseñar túneles, puentes y carreteras prefirió crear mundos enteros salidos de su imaginación.

La crisis de 2008 fue un punto de inflexión para Edu Valls. La situación compleja del mercado laboral le convenció para reorientar su carrera y dedicarse a algo que siempre le había gustado: la ilustración. Estudió en la Escuela de Arte y Diseño la Llotja y en la Escuela Joso, en Barcelona. Poco después empezó a firmar sus primeros trabajos como artista, desde carteles para su municipio hasta cómics.

Otra gran pasión de Edu Valls son los juegos de mesa. En 2018 viajó a la feria de Essen por primera vez como aficionado y un año después lo hizo con su porfolio bajo el brazo. De la feria de 2019 salieron los primeros contactos con editoriales de todo el mundo, desde Canadá hasta España. Allí fue donde Edu conoció a David Esbrí, de Devir.

Ese mismo 2019 llegaría uno de los encargos que recuerda con más afecto, Bitoku. Después de oír a Germán P. Millán presentar el prototipo del juego, Edu contactó con él para ofrecerse como ilustrador. Germán contactó con el editor y Esbrí, que ya conocía su trabajo, le encargó el trabajo y empezó la magia.

Fan desde niño del manga, el anime y sobre todo el estudio Ghibli (reconoce haber visto La princesa Mononoke un montón de veces), Edu volcó todo su conocimiento del folklore japonés y del arte de Hayao Miyazaki en el diseño de Bitoku. Está feo que lo digamos nosotros, pero el resultado fue una pasada.

Después de Bitoku vinieron muchos más encargos en el mundo de los juegos de mesa. También firma el diseño de Block and Key o Tiny Turbo Cars. Y cuando no está trabajando en su escritorio, da clases en talleres de pintura. Podéis curiosear su obra tanto en Instagram como en Artstation (@EduValls.artwork).